martes, 1 de noviembre de 2011

EL SABBAT Y LA MAGIA SEXUAL
El sabbat tiene sus orígenes en el viejo trabajo pagano en la naturaleza y en la sexualidad como fundación en la vida. Las prácticas sexuales son sin embargo, elementos esenciales de la festividad sabática. Es una poderosa herramienta antinómica  de liberación que quiebra las inhibiciones morales y las restricciones culturales. Los ritos sexuales y las orgías siempre han sido asociados con el lado oscuro de la magia y con el culto al diablo.
Durante el sabbat, se decía que la brujas obtenían placer en orgías sexuales con demonios -  el súcubo y el incubo. El súcubo era un espíritu femenino que seducía al hombre, mientras que el incubo era el espíritu masculino que copulaba con la mujer. Algunas veces ellos eran considerados dos formas de un demonio que cambia de forma dependiendo del compañero sexual humano. En la forma femenina, el demonio le robaba el semen al hombre entonces asumía una forma masculina, de esta forma eyaculaba el semen en una compañera femenina y la fecundaba. Se creía que dicha mujer fecundada de esta forma daba nacimiento a una descendencia de demonios. En Tolosa en 1275, por ejemplo, una bruja confesó dar a luz a una criatura con cabeza de lobo y cola de serpiente. Aparte de las apariciones nocturnas, se pensaba que los demonios de la noche robaban semen de los cadáveres. En la edad media estudiantes como San Agustín o Tomas Aquino clamaban que los demonios podían obtener un cuerpo muerto con el cual un humano podía tener un coito. Ellos creían que los malos espíritus también podían entrar en los cadáveres o podía fabricar nuevos cuerpos sin elemento alguno. Henri Boguet en su Discours des sorciers (1602) exponía que los demonios podían usar el cuerpo de un hombre recientemente ahorcado. En el sabbat, en el clímax de la ceremonia, los demonios escogían sus parejas y los conducían al placer orgiástico, y al sexo perverso con ellos. Como es descripto en uno de los reportes:
“Ellos fueron al sabbat o encuentro, en donde comieron, bebieron, se emborracharon, danzaron y fornicaron. Toda mujer tenían su demonio en forma de hombre, y los hombres tenían a sus demonios en forma de mujer.”
En la leyenda de Fausto, se creía que Mefistófeles tenía poder sobre los incubos y los súcubos. En el cuento renacentista, Mefistófeles le otorgaba a Fausto un súcubo todos los días.
Las brujas también experimentaban una relación sexual con el demonio presidente, el mismísimo hombre negro del sabbat. Hay un montón de relatos en donde muchas mujeres confiesan haber tenido contactos sexuales con demonios. Esta experiencia es frecuentemente descripta y caracterizada por una sensación de frialdad. Brujas de todas partes del mundo están de acuerdo en una cosa: “el diablo era frío y su semilla era igual de fría.” Tanto el semen como el falo del demonio eran extremadamente fríos, como hielo. La misma sensación era experimentada por los hombres cuando tenían relaciones sexuales con un súcubo. El hombre negro se decía que aparecía en el sabbat con su falo erecto, largo como el de un animal, evocando lujuria en las participantes femeninas de la festividad. También se parecía a la forma de una serpiente, o estaba bifurcado como la lengua de una víbora. También podía tener partes en acero o de otro metal o podía ser un cuerno. A comienzos del siglo 17 Pierre de Lancre, escribió un libro acerca de las brujas, basada en sus experiencias. De acuerdo con las mujeres examinadas, el demonio de sabbat tenía un miembro como el de una mula, tan largo y duro como un brazo. El podía realizar tanto el coito como la pederastia al mismo tiempo. El hombre negro tenia relaciones sexuales con los neófitos, es por ello que muchas brujas decían que él las visitaba por la noche, no solo en el sabbat, sino cada día en sus casas. También las relaciones sexuales eran comunes cuando el diablo aparecía en forma de animal – usualmente como perro, como cabra o serpiente.  Además se creía que el tomaba hermosas brujas de adelante mientras que las feas quedaban detrás.
Muchos de los relatos del sabbat enfatizan en el dolor causado por el extraordinario tamaño del miembro del diablo y su frialdad. Muchos otros, sin embargo, describen un increíble placer que derivaba del acto sexual con el diablo.
Un monje franciscano, Lodovico María Sinistrari escribe en su Demoniality:
“Lo que los incubos introducen dentro del útero no es el ordinario semen humano, en cantidades tampoco lo es, es abundante, expreso, muy húmedo, rico en espíritu y libre de serosidad. Esto, sin embargo, es algo simple para ellos, dado que ellos tienen que elegir ardientes y robustos hombres, de los que el semen es naturalmente muy copioso y con los que los súcubos tienen relaciones; luego los incubos copulan con mujeres con similares constituciones corpóreas, teniendo cuidado de que ambos disfruten mas de lo normal el orgasmo, en donde una gran excitación produce un gran semen.”
Se dice que la misa negra, la famosa ceremonia mágica sexual, fue una vez una parte del sabbat y se conservo en el nivel real de las festividades sabáticas. El logro subyacente  del concepto de misa negra es idéntica al sabbat – es revertir el concepto patriarcal aceptado, generando una nueva estructura y poniendo al diablo en el lugar de dios, celebrando la felicidad de la vida y afirmando la sexualidad. También los elementos usados en la misa negra se parece a lo que figuran en el sabbat: la recitación del padre nuestro al revés, o las salvajes y blasfemas orgías. Estos ritos celebrados por ejemplo por: Gilles de Rais, mariscal de Francia, en la mitad del siglo 15. El hacia ofrendas de manos, cabezas, ojos y sangre de niños que eran asesinados después de ser abusados en orgías sádicas.
La misa negra sirve como una herramienta antinómica para quebrar los limites tanto extremos como internos, que es un paso esencial en el progreso del sendero de la mano izquierda. El encuentro con el diablo, el hombre negro de sabbat, es un encuentro con la sexualidad reprimida – los instintos oscuros y salvajes y los impulsos que afloran desde los niveles más profundos del inconciente. El hombre negro o la reina del sabbat son los deseos encarnados y la manifestación de los deseos sexuales prohibidos. Sus atributos: cuernos, fuego, serpiente, desnudez, la forma animal han sido símbolo de la sexualidad desde tiempos inmemorables. Son los mismos artículos del sabbat tradicional, como la escoba que es un símbolo falico. El sabbat aflora todas las lujurias escondidas, los anhelos y los deseos, y rompe los límites entre la fantasía y la realidad. El éxtasis y el deleite alcanzado a través de la práctica del despertar la fuerte fuerza de la vida contenida en la sexualidad.

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